Mi musica

domingo, 6 de enero de 2013

¿Hay alguien ahí?

¿Alguien que me rescate? Que venga a por mí y me recoja en sus brazos amables. Que me diga que hoy soy especial. Que no haga que me esconda de lo que llevo dentro. Que me apriete fuerte y me sonría con ternura y amor.
¿Hay alguien que me quiera por ahí? Mi secreto pesa. Lo llevo atado al cuello con una soga que cada día aprieta un poco más. Siento esa cuerda invisible cuando cierro los ojos y cuando los abro. cuando miro, cuando ando, cuando tiemblo y cuando estoy en mi cuarto en la soledad de una noche que no me deja dormir.
Quisiera ser feliz pero no puedo. No puedo. No puedo. Y le prometo a todo el mundo que quiero: quiero ser feliz. De verdad. Pero ¿puede serlo alguien sabiendo que no puede tener lo que más desea?
Debo conformarme. Pasar otra página del libro. Ignorar lo que dicta mi corazón. Decidir de una vez por todas que todo está perdido. Admitir el final.
Sin embargo, no es tan sencillo renunciar. No es nada fácil olvidar que lo que sientes no se va a ir, que se va a quedar. Y mañana al despertar volveré a sentir la misma impotencia y la misma angustia por seguir sintiendo lo que siento.

1 comentario:

  1. Creo que esa impotencia, esa cuerda que te ata cada día cual soga, tiene nombre y apellidos. Y creo, sólo creo, que sé cuáles son. Cariño, te quiero mucho. Y ya te dije una vez, que no iba a decirte que no podías seguir llorando. Simplemente por dos razones. Una, llorar es el mejor medio para liberar lo que llevas guardando durante un tiempo en tu interior. Y dos, no puedo impedirte que llores, cuando es lo que más se necesita, por mucho que quiera verte sonreír. Pero sí puedo decirte que nada ni nadie merece que tú, bonita, llores. Así que, aunque estés derramando lágrimas una vez tras otra, recuerda esto, e intenta hacerte sonreír a ti misma y hacerte creer que lo mejor aún está por llegar.

    ResponderEliminar