Este chico es la persona que me conoce demasiado bien, me saca las mejores de mis sonrisas y también la que cuando me hace llorar luego sabe como calmarme. Es posible que alguna que otra vez le haya dado muchas vueltas a mi cabecita y me haya emparanoyado una y otra vez por culpa de mis celos, pero es normal cuando quieres mucho mucho a alguien y no quieres perder. Pero después de la conversación que tuve con él ayer he comprendido que no hay motivos de volver a rallarme, que por muchas locuras que hagamos tanto el uno como el otro ambos estaremos en el corazón del otro siempre.
Sé que por culpa de la distancia no puedo cumplir uno de mis sueños y espero que con suerte pueda cumplirlo, verle, abrazarle, besarle y no soltarlo nunca más.
Muchas veces he estado buscando a mi príncipe azul sin saber que ya lo tenía "cerca", y aunque cada uno seamos de una manera distinta, nos gusta; como dice el dicho: los polos opuestos se atraen.
Siempre que escribo sobre él digo lo mismo: me cuesta creer que aún no te hayas marchado. Y es verdad, ¿cómo puede seguir aguantando mis tonterías? ¿Mis locuras? ¿Mis paranoyas? Es algo que nunca entenderé pero que espero que no se canse de hacerlo nunca, porque ya con esto tiene el cielo ganado. Y es increíble que consiga demostrarme tanto y hacerme tan feliz a ocho horas de distancia, pero es lo que tiene querer a alguien, ¿no? Que por muy lejos que estés de el/ella haces lo posible. Esa es mi opinión.
Mi niño, quería darte las gracias por seguir a mi lado, por hacerme sonreír y por hacerme saber que yo también consigo hacerte sonreír cada vez que hablamos.
No puedo decirte mucho más porque siempre te lo digo, pero una vez más, te lo repito: Te quiero! T'estime! Je t'aime!
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