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jueves, 5 de diciembre de 2013

Fiestas de invierno Las Bayas 2013



Hace tres semanas, el 17 de noviembre para ser más exactos, empezaron las fiestas en honor a San Andrés, patrón de Las Bayas. Empezamos con la marcha en bici donde después de que Isabel y yo cortáramos la cinta inaugural todo el mundo entró corriendo hacia las mesas donde estaba la comida. ¡Estaban hambrientos después de ir en bici! Después de poder coger nosotras algo de comer empezamos a vender papeletas para la rifa que haríamos después. Elisa con Andrea, Ariadna con María y yo con Isabel, nos separamos las seis y pasillo por pasillo que formaban las mesas fuimos vendiendo las papeletas, muy amables todos. Justo cuando se nos acabaron todas las papeletas dio comienzo la rifa donde sorteamos varios lotes, una bicicleta y ¡un jamón! El premio que todos querían jajaja. Por la tarde había bingo en el centro social, me lo pasé muy bien con Elisa e Isabel compartiendo el cartoncito e intentando que nos tocara algo, aunque no había suerte. Ariadna y yo cada vez que escuchábamos la voz de Aarón en la otra sala diciendo que había tocado algo allí nos enfadábamos pero también nos reíamos jaja. Mala suerte la nuestra que no nos tocó nada.
El fin de semana siguiente, el sábado 23, había concurso de coca boba y chinchón. En la coca boba a Ariadna le tocó ser jurado junto a unos cuantos más incluido mi padre. Cuando terminaron de puntuarlas los demás pudimos degustarlas y algunas estaban mejores que otras, y también te las quedabas mirando por como las habían decorado jaja, una tenía una palmera, otra una cara, incluso había una en la que habían hecho la figura de San Andrés. Tras dar los premios de presentación y degustación empezó la partida de chinchón. Al día siguiente era el concurso de paellas y daba la casualidad de que era el mismo día que el cumpleaños de mi primo Jorge que cumplía 21 años por lo que decidimos juntarnos toda la familia allí a comer. Por la mañana sobre las diez nos fuimos mis padres, mi primo Juanvi y yo al campo a buscar la leña y todo lo que nos hacía falta y cuando ya lo teníamos todo en el coche nos fuimos a La Baya donde ya teníamos nuestro sitio guardado. Ese día me nombraron jurado junto a mis dos damas y mientras volvíamos a vender papeletas para otra rifa los concursantes terminaban de hacer sus paellas. Una vez terminaron, fueron llevando las paellas a donde estábamos nosotras para que las juzgaramos. La nota era un secreto, pero al igual que la coca boba, algunas estaban mejores que otras. Me gustaron mucho algunas de las presentaciónes: una habían hecho con coliflor ovejas y al pastor, otra con piña habían hecho dos gallos, otra habían hecho como una especie de jardín, otra con un melón hicieron una tortuga y otra que llevaba unos limones en forma de pollitos y naranjas como si fueran ositos. Después de eso nos sentamos en nuestras mesas para poder comer y después de terminar de comer y vender todas las papeletas empezaron a dar los premios a los ganadores siendo ganadora del primer puesto tanto de sabor como de presentación la paella de la reina infantil. Tras esto volvió a empezar otra rifa. Por la tarde-noche había una función de un mago en la que me quedé tan solo a la primera parte ya que no me encontraba bien.
El último fin de semana estuvo movidito. El viernes 29 había en el centro social una obra de teatro "Desde Rusia con amor" donde nos reímos mucho. Tras esto, Ariadna, mi amiga Eli, Eva, Aarón, Gaspar y Alejandro nos fuimos a Elche a cenar juntos y después a tomar algo y al karaoke. Al día siguiente tuvimos misa en la que Elisa no pudo ir pero luego le dimos una sorpresita: en la misa del día siguiente teníamos que leer jaja. Después de eso nos fuimos al centro social donde había baile. Al principio era un poco aburrido pero cuando ya empezó a haber movimiento la cosa cambió. Unos bailes por aquí y unas fotos por allá nos lo pasamos muy bien. Tras otra rifa repartieron chocolate caliente y sobre la una ya me fui a casa de mi abuela donde pasaría la noche allí con mis padres. Tan solo conseguí dormir cuatro horas y cuando el reloj sonó a las 6.30 dudaba de si levantarme o no, pero al final lo hice. Ese domingo estábamos todos pendientes del cielo, ya que habían anunciado lluvias y cuando me asomé a la ventana y vi que llovía, se me cayó el alma a los pies. ¿Y ahora qué? Empecé a hacerme el moño en el que tardamos mi madre y yo media hora, menos mal que madrugamos jaja, después me pinté, me puse el traje y finalmente las joyas. Cuando salí de casa parecía que no llovía aunque aún caían algunas gotitas y el cielo seguía gris. Cuando llegamos a casa de la tía Isabel, donde nos recogerían a mí, a Elisa, Sandra e Isabel, el tiempo seguía igual. Una vez escuchamos la música nos asomamos a la ventana a saludar a todos los de la comisión que nos esperaban. Fuimos bajando y cuando salimos, desde la ventana, empezaron a tirarnos globos, confetis y caramelos, ¡sorpresa! Aquí empezó el pasacalles donde pasábamos por los comercios y nos invitaban a tomar algo. También nos dieron chocolate caliente y churros, mmm ¡qué bueno! Después volvimos al centro social para que nos pusieran las mantillas y coger el ramo de flores para la ofrenda. Después de muchas fotos, empezamos a caminar por el pueblo hasta llegar a la iglesia donde empezaría la misa. Tras ello nos invitaron a comer en El Casino, y yo ya daba por hecho de que ese día ya no comería lo que la yaya había preparado para comer, ¡estaba llena! Cuando terminamos de comer tocaba la mascletà, y ahí estábamos las seis gritando "Senyor pirotecnic, ja pot començar la mascletá" y no empezaba, otra vez y nada hasta que nos dimos cuenta de que el "Senyor pirotecnic" estaba delante de nosotras hablando con alguien, jajaja, una anécdota que contar. Por fin lo gritamos una vez más y esta vez sí que empezó. Terminada la mascletà me fui con mis padres, mis primas y mis tios a casa de la yaya para descansar, me quité todo y me puse comoda.  Sin darnos cuenta, al final las cinco primas nos quedamos dormidas en los sofás. A las cinco, Elisa y yo, volvimos a ponernos los trajes y las joyas para ya por fin ir a la procesión. Y menos mal que nos pusimos los ponchos, ¡porque hacía un frío! Y aunque acabé cansadísima, os puedo asegurar que me lo pasé genial, otro día inolvidable. Otra anécdota para contar fue a la hora de los fuegos artificiales, uno de ellos era tan grande que venía hacia nosotros y una de las chispas calló entre Ariadna y yo, que nos apartamos rápidamente por si nos quemaba las faldas, menos mal que Aarón estaba detrás y la apagó jajaja.
Fueron tres fines de semanas completos que aproveché al máximo porque son cosas que no se hacen siempre, fuera de la rutina.
Quiero agradecer a toda la comisión lo bien que nos ha tratado tanto a mí como a mi familia y a los demás.
¡GRACIAS!


















































































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