Paro el coche y bajo. Me acuerdo de esa noche, de esos besos, de mi primera vez. Y después aquí, en el puente...Me detengo delante de la tercera farola. Veo nuestro candado y me acuerdo de cuando arrojó la llave al Tíber. Era una promesa, Step.¿Tan difícil era mantenerla?Me echo a llorar. Por un instante, querría llevar algo encima para romper el candado.¡Te odio Step!
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