El otro día me dijeron "Si pudieras pedir un deseo, ¿cuál sería?". Y mi respuesta fue "Volver a abrazar a mi abuelo". Porque ese es mi deseo desde hace seis meses, desde que te fuiste, aunque como dice una canción, son deseos de cosas imposibles.
En este tiempo sin ti han pasado ya unas cuantas cosas en las que estábamos acostumbrados a celebrar contigo, como la Navidad, San Antonio o mi cumpleaños y el de las primas.
En Navidad como siempre nos reunimos en el campo pero esta vez mirábamos al fondo de la mesa y tú no estabas ahí sentado; San Antonio no lo celebramos, tal vez el año que viene; y los cumpleaños... Bueno, como siempre pero sin ti.
Espero que estés donde estés, sepas que siempre nos acordamos de ti y que te echamos de menos.
Y nunca, repito, nunca me olvidaré de todo lo que nos enseñaste, de todo lo que hiciste con nosotros y todos los abrazos y besos que te dimos y de como te alegrabas cada vez que íbamos a verte aunque te interrumpieramos mientras veías la tele en el salón.
¡TE QUEREMOS YAYO!
Y todos te echamos de menos.
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