Esa pequeña amiga llamada esperanza.

Y te despiertas un buen día y tienes la sensación de que hoy será un día magnífico, que nada ni nadie podrá estropeartelo, pero no sabes cuan equivocado estás. Todo es una mierda; en tu familia las cosas parecen que van bien pero no es así, a tus amigos los ves a diario pero tienes la sensación de que nada es lo mismo. Te sientes mal, notas dolor de estómago y piensas que deberías ir al médico. Pero ese dolor no lo cura ningún experto, tan sólo son nervios. Nervios al futuro, a todo lo que pueda pasar. Miedo a perder a un familiar, miedo a que tu mejor amigo o amiga se canse de ti y te abandone. Miedo a quedarte sola. Miedo a no lograr hacer realidad uno de tus mayores sueños. Cierras los ojos y ruedas en la cama, quieres quedarte ahí, todo oscuro, intentando que esos malos pensamientos se vayan pero no puedes. Cada vez hay más, y cada vez son peores, se repiten una y otra vez en tu cabeza. Hasta que ves una pequeña luz al fondo de esa oscuridad y oyes su voz. Es ella... Parece que te tienda la mano y te esté susurrando: "Ven conmigo, todo irá bien. Confía en mi."