Mi musica

martes, 24 de julio de 2012

Buenos recuerdos, son los que nos hacen sonreír.

Esa mañana se despertó tarde. Se había dado el gusto de quedarse en la cama el tiempo que quisiera, total, estaba ella sola en casa. Sus padres se habían ido de madrugada y no volverían hasta dentro de un par de días, su única compañía en ese momento era su pequeño perro, que dormía a sus pies. Giró en su cama, en busca del móvil, no tenía ni idea de en que hora estaba. Casi la hora de comer. "Menuda marmota estoy hecha" pensó. Pero le sentó bien eso de dormir hasta tarde, lo necesitaba.
Se levantó sin ganas y se dirigió a la cocina; abrió la nevera y rebuscó algo para comer. No le apetecía nada de aquello. Regresó al cuarto y se puso unos pantalones cortos, una camiseta ancha y las chanclas, cogió al perro y salió a la calle. Aparte de que era hora de bajar al animal, aprovecharía y entraría a algún lado a comprarse algo de comer, tal vez pasta. Así fue. Una lasaña de carne, su favorita. Una vez en casa, mientras el perro jugaba, ella se calentó la comida y mientras comía, pensó en sus amigos y le vino una idea a la mente. Su casa era grande, la tenia sola para ella todo el fin de semana, era sábado, sus amigos seguro que aún no tenían planes para esa noche.
Mandó un mensaje a todos, "os espero esta noche a las 22:00 en mi casa, cena+fiesta, traer lo que queráis."
Al cabo de dos minutos todos respondieron con un sí a su invitación. Era perfecto, tan solo le hacía falta comprar las cosas.
Por suerte, su mejor amiga fue pronto para ayudarla con los preparativos. Tras comprar la comida, bebida y adornos, empezaron a sacar las mesas al jardín y también a colocar las guirnaldas y globos para que aquello estuviera más bonito. Cuando el Sol empezó a ponerse, encendieron las luces y sacaron lo demás. Al poco tiempo llegaron los demás, con muchas ganas de fiesta. Ella, corrió a su cuarto a vestirse adecuadamente para la fiesta, algo sencillo pero elegante; un vestido blanco con una simple coleta que recogía su inmensa melena. Aún así, se veía guapa.
Todos allí sentados, charlando unos con otros, todo eran risas y eso a ella le alegraba. Saber que no podía encontrar nada mejor que ellos. Entonces alguien puso la música a tope y todos con el cuerpo animado empezaron a bailar y beber más de la cuenta, pero sin pasarse; tuvo la suerte de que ningún vecino se quejó y pudieron seguir la fiesta en paz. Mientras unos bebían otros fumaban o de sus cigarros y de la cachimba que habían llevado.
Sin saber como, todos terminaron en la piscina. La noche acabó con todos tumbados en el césped mirando las estrellas y viendo como el Sol daba paso a un nuevo día.
Al día siguiente, cuando despertó, su sonrisa estaba de oreja a oreja.


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